lunes, 12 de enero de 2015

Del malestar a la violencia


Charlie Hebdo
La Asociación Cultural Vínculo condena el ataque cometido contra el semanario satírico Charlie Hebdo en París.
La violencia sigue golpeando el mundo, golpea y atenta contra la vida de ciudadanos e instituciones que defienden los derechos democráticos elementales, como el de la libertad de expresión que ha tenido lugar en nuestro vecino país.
¿De qué se trata en este impulso, en esta pulsión devastadora que nos asalta a cada paso?
La violencia, tan antigua como la propia humanidad, sus causas, es una cuestión que todo colectivo interesado por la vida grupal debería plantearse para saber algo de como el malestar en los sujetos puede culminar en los más atroces actos violentos.
El malestar que habita en cada uno de nosotros tiene diversos destinos, unos mejores que otros. Cada cual con el malestar propio de la existencia y su deriva, hace lo que puede. Unos hacen deporte, otros se enganchan a los múltiples objetos técnicos que nos ofrece la época, otros gozan a solas con los más variados juguetes eróticos, otros ahogan sus penas en los atracones de comida o las noches de alcohol, etc.
El exceso en general es una forma del malestar. Los estallidos de violencia en el fútbol, que recientemente también ocuparon las portadas de los diarios con escenas alejadas de toda humanidad.

“los sujetos padecemos un malestar que si no se trata o se encauza de alguna manera, se puede convertir en violencia”

El no soportar la diferencia frente al otro. Quizá esta sea una de las causas más evidentes de estos desencadenamientos de barbarie.
Hay otras formas de tratar, de hacer con el malestar que todos padecemos, por el solo hecho de existir. Los compañeros del Charlie Hebdo, estarían de este otro lado. Dibujar, escribir, hablar, leer, hacer cine, son modos de hacer con la pulsión y de orientarla de una forma civilizada.
Todas las formas dónde el sujeto tiene la posibilidad de inventar y de sublimar sus tendencias oscuras, son una mejor manera de dar salida a nuestro intrínseco y estructural malestar  que arrastramos como seres tocados por el lenguaje, las palabras, la sexualidad y la muerte.
Ante el sufrimiento por las marcas de las palabras en nuestra historia, la desorientación y la falta de un manual de instrucciones para la vida sexual y amorosa y el miedo ante la muerte, los sujetos padecemos un malestar que si no se trata o se encauza de alguna manera, se puede convertir en violencia.Violencia que tendrá dos posibilidades: dirigirla contra uno mismo, mediante conductas autodestructivas o síntomas depresivos, por ejemplo; o bien dirigir esta violencia contra los demás, llegando a veces, incluso a matarlos.
¿Son los individuos que forman parte de los grupos fundamentalistas, sujetos altamente desorientados en su subjetividad?
¿Encuentran en estos movimientos, como el yihadista, una oportunidad, donde dar rienda suelta a sus desatadas pulsiones?
Me parece muy importante plantearse cómo se forman los actos asociales que irrumpen en lo social.
Atender o escuchar el malestar tanto a nivel individual como colectivo no debería quedar por fuera de una política bien orientada.

Ana Ramírez
(Psicoanalista y Psicólogo clínico)

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